lunes, 19 de abril de 2010

Corridors full of dying people...


Cae la noche. Tras meses buscándole, por fin le he encontrado. Las vísceras de su cara aún se mezclan con la pólvora y las delicadas plumas que vuelan de su almohada.

¿Qué me queda ahora? He pasado meses persiguiéndole, y realmente era el único hilo que me ataba a mi propia vida, darle caza. Quería que sintiera miedo, que me suplicara, que gritara... Y todo eso ya lo conseguí.

El sentido de mi vida en estos últimos meses tan sólo había sido darle muerte por haberme roto el corazón, mi camino, mi destino me conducía hasta sus entrañas, a clavar el gatillo en el fondo de su alma...

Pero... ¿Ahora qué soy? ¿Me he convertido realmente en un asesino?

He dedicado tanto tiempo de mi vida a ésto que ya ni siquiera se quién soy, ni siquiera se qué voy a hacer ahora, dónde iré, dónde viviré... ¿Viviré?

El hombre que ahora yace ante mí ha destrozado tantas vidas que ni se lo imagina, y, después de esto, ha terminado también con la mía... Gracias a él, ya no soy nada, ya no soy nadie. Ya no soy...

miércoles, 7 de abril de 2010

El mismo cielo...


Aquella poética y mágica escena se destrozaba por la sangre de mi cuerpo derramándose sobre el suelo. Se corrompía con la escena violenta que estaba viendo en primer plano. En segundo término quedaba el mar, la ciudad, la Luna, el cielo estrellado. Yo en cambio sólo pude ver sangre, la sangre que caía de mi boca, el rostro de mi asesino y el humo de su cigarro proyectado sobre mi cara. Sentía cómo los brazos se desprendían de mi cuerpo, cómo mis miembros se desgarraban, cómo mis órganos eran partidos a la mitad con la precisión de un cirujano, cómo mis huesos cedían ante el filo de su espada...

Todo aquello parecía una película, veía como era un simple extra que el héroe había sometido bajo el yugo de su espada, pero mientras no podía quitar de mi cabeza la preciosa postal que descansaba en la orilla del mar detrás del hombre que se había convertido en mi muerte...

¿Es esto el cielo? Al menos parecía el mismo cielo, el que ví ya tiempo atrás...

Se fue el sonido y mis párpados cayeron como una losa. Todo se volvió negro. Sin duda aquel era el fin.